miércoles, 14 de enero de 2009

Selección del libro "Palabras al Viento"

DEL LIBRO “PALABRAS AL VIENTO”
II

Anoche vi una estrella. La única, la última...
y tu no estabas a mi lado.

IV

Volveré en triciclos de esperanza a jugar en
la mañana del futuro...

V

Si juntásemos nuestras soledades,
el sol derramaría sus cabellos
sobre la nieve de los urales.
X

Calesita de caballos salvajes: gira y gira hasta
llevarme de regreso a la infancia.

XIII

Hoy soñé con los ríos, cantos y tu mirada tierna
Al despertar.
Sólo el vacío de mi capa solitaria.

XV
Joven mujer
Déjame morir en ésta ilusión.

ES POSIBLE

Si puedo disfrutar una sonrisa humilde,
un gesto de entrega,
un grano de los mil granos
de arena que hacen la playa,
un camino de los cientos recorridos,
el hambre de un niño, el brillo de las estrellas
o una canción en la calle,
es posible que llegue a conocerte.
Entonces,
¿qué importancia tendrán mis poemas o
todos los sueños que he vivido?
¿Qué importancia tendrá tener un nombre,
un número o tres silencios...?
Renaceré a todos los amaneceres,
compraré pescados dorados en todos los mercados posibles,
surciré mis derrotas con el hilo de tu mirada
y silenciosamente cultivaré amonites y alerces,
cristales y pasiones, caleidoscopios y sueños.
Juntos transformaremos el carbón,
daremos nuestros cuerpos a la historia
y seremos mitologías de esperanza.

Ésto,
si llego a conocerte...

UNIÓN

Desde el fondo de la piedra,
audaz como un mito,
fugaz como gaviota migrante
renace un canto del olvido.
Los subterraneos se paralizan
y susurran poemas a las nubes.
La envidia se despoja de su vestido verde
y sale a jugar sonrisas.
En los almacenes bailan los vegetales
una sinfonía de océanos.
Todo gira en el cielo, como si los astros
asistieran a un aquelarre luminoso.
Para no ser menos,
me despojo de mi tristeza,
uso mi piel para envolver tu mirada,
cruzo los siete lagos de mis sueños
y abro mi cuerpo al canto.
Lo siento como la primera brisa de la historia,
me llena como a una canasta
de frutas maduras,
me eleva por encima de las praderas
permitiéndome ver por fin,
el futuro junto a ti.

GREDA

Greda,
pedazo de tierra
colorada,
gitana.
Tienes el canto de las manos,
el mirar de la historia
la dulzura de una noche árabe,
la fuerza del campesino.
Te canto, greda, porque eres
esencia
misterio
creación
algo de tristeza
de melancolía.
Naciste desde los tiempos
para los tiempos.
Creciste en mis manos soñadoras,
te inmortalizaste en una jarra de vino.

Greda, te poseen los humildes
y te aprecian los que no te
entienden, porque sólo eres greda.






DIOS

Quisiera encontrar al Dios de los
buenos deseos para pedirle paz,
un poco de silencio interior,
y acercamiento al Universo.

Por ello busco entre los sonidos,
reléo los viejos manuscritos,
me sumerjo en océanos de vino,
salgo a galopar por los más secretos
recodos de mi mente,
atravieso mares estelares
transformo los elementos parodiando
a otros dioses... y no lo encuentro.
Es como si no existiera, como que, cansado,
tomara vacaciones lejanas en otros puertos cardinales.
Y me voy flotando en angustias deportivas
con un clavel en la mano y una torpeza en la mirada.
Quizás no tenga tiempo para mi...
o ganas. O no quiera.
Si es así,
tomaré un mate amargo,
visitaré el museo de la risa,
compondré una fantasía erotica
y luego me viviré en un sepulcro de colores.

Amén.



RECUERDO

Padre mío que estás en el cielo:
Yo te invoco. Te llamo desde mis márgenes,
desde el último límite.
Ven, ven a beber conmigo un vino generoso
como tu vida, fuerte como tus manos,
brillante como tu palabra.
Caminemos por el Cerro en una mañana brumosa,
conversemos de nuestros recuerdos,
de las ilusiones forjadas, de tu vida mágica,
de tus amigos infinitos.
Ven, acompáñame en esta soledad de jardín marchito,
de escenario vacío, de canciones no cantadas.
Ven y estréchame entre tus brazos fraternos,
cuéntame de tus silencios y de tus alegrías.
Llena mis espacios con esa sonrisa plena,
con tu voz pausada en donde las cerezas
se transformaban en poemas
y el viento prestaba alas.
Quiero estar junto a ti para que me susurres
tus ternuras olvidadas.
Dime, aunque sólo sea,
un adiós postrero.
Dime que te estás muriendo para acompañarte al lado.
No me dejes nuevamente con un beso cerrado en los labios.
Si no puedes, acepta estos pensamientos
como medalla de mil tributos,
de mil estrellas...

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