miércoles, 14 de enero de 2009

Selección del libro "Poemas 1976"

ODA AL VINO

Desde el principio
recorriste los caminos
de la humanidad
bailando, riendo,
rompiendo esquemas,
milagroso espíritu de fruta.
Eres la distancia reducida
la imaginación ensoñadora
la fuerza de lo imposible
la alegría rebelde
el fulgor de la danza.
Tus caminos son infinitos
como caricias de vestales
y posees dulces demonios
que nos acercan a la plenitud.
¿Quién mejor que tu
para acompañar la carne roja,
como labios de amante,
o la soledad, plaga oculta
que nos entristece?
Brindo por ti y contigo
Vino generoso
amante divino,
acompañante perfecto,
dueño del valor impensado,
jugoso néctar de la historia.


RECUERDOS

Cuando te sueño
bestia salvaje,
envuelta en deseos
más allá de lo inimaginable,
cubierta por los sedimentos de la vida,
vibrante como última hoja de otoño,
desesperada por las ansias,
arrinconada contra el mundo
intentando volver a la vida,
intentando retener la carne en tus huesos
intentando sonrisas,
columna vertebral del azul
axila del tiempo
misterioso recuerdo
de goces infinitos,
atemporales,
tempestuosos como el grito
espasmódico, como el silencio
hartos de saciedad y alacranes;
veo nuestro altar cama
desecha de espasmos
desordenada por los gritos
con sábanas de llantos y ausencias.
Quizás en alguna tecla perdida
se olvidó el encanto.
Entonces,
retomo mi vida llena de vida,
mis alegrías efímeras
pero plenas y reales,
mi vino con sabor a música
y tu imagen va esfumándose
como negras nubes hermosas
pero que me entristecen.
Luego tomo el sol
y me corono con él,
miro por la ventana de mi vigilia
y salgo a correr junto a la brisa
del amanecer.


SACROSANTO

Inicio de una sagrada religión
es atravesar tu velo
de abalorios sonoros;
greda y cañas,
coro de vertientes que
abrazan tu pelo,
enredan tu cuerpo.
El incienso agridulce
de tu éter permanente
penetra mi olfato agresivamente
por breves segundos.
Luego la penumbra y el silencio
lo absorben
perdiéndose en la nada.
El oficiante con automatismo
pone el cáliz rebosante de
de fresco y oscuro néctar,
que con manos temblorosas
llevo con urgencia no reprimida
a mis labios deseosos.
Se produce la primera comunión.
Siento como el espíritu penetra
por mi garganta, invadiéndome,
poseyéndome, abrasándome.
Por instantes somos uno sólo.
Estás dentro mío y
yo te poseo, te digiero,
te absorbo, te degusto.
Es un momento de satisfacción plena,
un encuentro con el más puro
y simple placer,
y agradezco la vida
y recuerdo los tiempos
y me voy perdiendo
en las imaginaciones.
Entonces una necesidad vital
me pide repetir la experiencia.
Llamo entonces al barman
y pido otra caña de vino.


VOY A HACER


Voy a hacer una encuesta,
un escrutinio, un plebiscito
para determinar si mis caminos
corresponden a una fragancia
de luz de luna roja o
al canto guerrero de la esperanza.
Voy a mostrar las mil caras ocultas,
las ansias infinitas
el creíble sentido de la vida
o el olvido en los días cotidianos.

Llama desde tu soledad
a mi recóndita angustia,
visita el umbral del silencio pesado
como una historia
para descubrir el vino de mis caminos.

A pesar de todo,
aún de los desencuentros,
es posible que podamos
compartir historias,
descubrir lazos inalcanzables,
gestos mínimos que nos acerquen
al despertar de un nuevo color,
de una sustancia agridulce como
las miradas después de las palabras.

Si es así, viajaremos nuevamente
por lo más expresivo del momento,
devoraremos pasiones,
reencuentros,
deseos mayúsculos de vida
por átomos y misterios,
por cadencia y sonrisas.

No importa si no nos entendemos.
Me basta con tu cercanía
de gaviota ausente.

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